Desde que a principios del siglo XX, Díaz iniciara su andadura en un pequeño pueblo serrano de la provincia de Salamanca, han pasado cuatro generaciones de fabricantes de jamones y embutidos herederas de la buena tradición del hacer artesano.
Casi 100 años después, con la experiencia de tres secaderos, cada uno de los cuales fue adaptándose a su tiempo, se inauguraron en 1997 unas nuevas instalaciones que constituyen una auténtica apuesta de futuro por los productos tradicionales de calidad:
Una tecnología al servicio de la naturaleza.
Una organización profesional con uno de los sistemas más avanzados de gestión de la calidad.
Una estructura de empresas (fábrica de piensos, explotación porcina, matadero y secadero), orientada única y exclusivamente a la obtención del más alto estándar de producto.
Todo ello, unido a la raza del ganado empleado, alimentados de forma natural y criados en fincas propias, avala un producto que devuelve la confianza en los sabores de siempre.